El pasado 5 de abril se hizo entrega del XV Premio Anaya de Literatura Infantil y Juvenil a Pedro Mañas por su obra Apestoso tío Muffin. Una historia divertida e irreverente que nos muestra la importancia de superar nuestros miedos, y nos enseña a dejar a un lado los prejuicios y las falsas apariencias.
Un emocionado Pedro nos desveló algunos de los secretos de la novela.
¿En qué te inspiraste para escribir Apestoso tío Muffin?
Es un texto que empecé simplemente partiendo de una idea
disparatada: la de un hombre que, por más que se lavase,
siempre olía a rayos. En realidad, ya había jugado con esta
situación en un pequeño poema, Niño Aspirador. Fue después
cuando empecé a desarrollar la idea y a preguntarme
cuál podía ser el origen de este problema, y la historia acabó por convertirse en una reflexión sobre cómo el miedo puede
llegar a paralizarnos tanto que hace que nos olvidemos de
vivir.
En el libro hay una receta secreta del “Limpiador eterno”, ¿cuál es la
receta de este libro?
Se parece a la de un plato agridulce, pues consiste en combinar
dos ingredientes que contrastan en el sabor que le dan
a la lectura: el humor disparatado y la ternura. También, por
supuesto, hay que añadirle bastante ritmo, algo de sensibilidad
y una pizca de atmósfera “vintage”, que siempre otorga
un toque especial a los platos.
Cuando lees la novela puede recordar a la forma de escribir de
Roald Dahl...
Sí, es cierto. Es algo que me han comentado a menudo, no
solo en el caso de Apestoso tío Muffin, y que me enorgullece
y me pesa a partes iguales, pues no es mi intención imitar a
nadie cuando escribo. Sencillamente, surge. Al fin y al cabo,
uno es lo que lee, y más aún lo que lee siendo niño. Y es que
posiblemente ningún autor me haya calado más hondo que
Roald Dahl. Solo lamento no poder saber lo que él opinaría
del libro…
¿Qué fue lo primero que hiciste cuando te avisaron de que habías
ganado el Premio Anaya?
Dar saltos. Luego, después de comunicárselo a mi familia y
mis amigos, salí por ahí a celebrarlo con una buena cena y a
brindar por la salud de tío Muffin.
El libro es tremendamente divertido pero al mismo tiempo tiene
un trasfondo. ¿Qué valores pueden sacar los niños y los adultos
cuando terminen de leer Apestoso tío Muffin?
En primer lugar, se les invita a que reflexionen sobre la
naturaleza del miedo y el modo en el que nos paraliza y
nos vuelve casi inútiles para la vida (aunque haga falta un
poco de miedo… ¡al menos para sobrevivir!). Así mismo,
fluye a lo largo de la novela el tema de la solidaridad y de
la justicia, con Cooper como muestra de que los engaños
y la manipulación no suelen llegar a buen puerto. Por último,
la relación especial entre Muffin y Emma pone de
manifiesto lo curativa y refrescante que puede llegar a ser
(para ambas partes) la amistad entre un niño y un adulto.
Lo mucho que pueden aportarse mutuamente. Y todo
esto sin contar con otros valores que los lectores avispados
sin duda descubrirán…